Todo comenzó hace un par de años, cuando por una búsqueda personal de querer estar bien emocionalmente busqué por el lado terapéutico “no convencional”, ya que desde el lado “científico” no sentí una solución completa, es decir, mi cabeza lo entendía, pero mi alma no lo sentía, ella necesitaba más respuestas.
Unas vacaciones de invierno fuera del país, donde se supone que debía estar disfrutando, todo mi mundo interno se tornó gris y fue donde dije: “Ya basta”. Recordé que por algún rincón del Face de un amigo había visto un anuncio de un curso-taller de Constelaciones Familiares, me puse a buscar, lo vi y no dudé en inscribirme. Comenzaría al iniciar el año entrante. Una semana antes del curso, me contacta el facilitador y me dice: “Recuerda en traer tu Tarot”. Yo entré en un pequeño shock pensando en qué me tipo de curso me habría metido. ¿A caso las Constelaciones son un tipo de brujería? ¿Para qué usaremos el Tarot si todo esto es terapéutico? Mil preguntas me invadieron, y más me invadió la vergüenza de decirle que mejor no. Me metí a revisar de nuevo el anuncio del curso-taller, y efectivamente, decía “Curso-Taller de Constelaciones Familiares y Tarot Terapéutico”. Así que compré el Tarot por internet, el cual llegó un día antes del curso. Llegó el gran y misterioso día, tomé el Tarot y me fui al lugar. Llegué, toqué el timbre varias veces y nadie me abría, eso era una señal de que esto no era para mí. Cuando decido darme la vuelta para irme, sale un hombre de la casa de al lado y me llama por mi nombre, volteo y me dice: “Es acá, corre porque donde estabas timbrando el señor es muy enojón”. No dudé ni un segundo y me metí. Al entrar al salón, vi a todos mis compañeros muy expertos con sus barajas, las cuales ya se veían con bastante uso, y yo, ni el plástico le había quitado a mi baraja. Estaba muy a la expectativa, pero lo que me detenía a irme era la vergüenza de pararme e salir de ahí. Pasaron unos minutos y veo que llega un nuevo integrante al grupo, era una cara conocida, en seguida le digo: “¡Hola!, ¿Qué haces aquí?”, a lo que me contesta: “¿Qué haces tú aquí?” Ese hecho para mí fue muy tranquilizador. ¿Era otra señal de que me quedara? Bueno, pues me di la oportunidad para conocer de qué se trataba todo este rollo del Tarot, no perdía nada. Comencé a escuchar al facilitador explicando mitos y verdades acerca del Tarot y me pareció muy interesante, sobre todo el mito de que el Tarot fue hecho para la adivinación. De hecho, aprendí que el Tarot es un espejo a nuestro inconsciente que nos habla a través de su simbología.
Bueno, pues así es como comienza mi gran travesía por el misterioso y apasionante mundo de la terapia holística.
Después de esta experiencia, me fui como hilo de media tomando una gran cantidad de cursos, talleres, certificaciones, etc. con el fin de conocerme más a fondo. Más abajo te comparto los reconocimientos de mi formación hasta el momento (sin contar la licenciatura en Psicología que estoy cursando). Y bueno, para no hacer el cuento largo, como vi que esto me funcionó, llegó a sentirlo mi alma así como yo quería, un día decidí compartirlo con los otros y abrí mi consultorio llamado Diván Clan·Destino, ¿qué nombrecito, verdad? Bueno, esa es otra historia.
Ahora, ¿cómo nació Conejo Brujo?, bueno, nació de unir mis 2 pasiones en la vida. Mi carrera inicial es Diseño Gráfico, hasta hace unos años, yo creí que eso iba a hacer hasta el fin de mis días, pero no. Yo no me veía sólo siendo diseñadora toda la vida, así que comencé mi búsqueda de esa “actividad” a la que me quería dedicar para mi retiro (lo sé, se supone que el retiro es para descansar, pero como buena Capricornio, eso no está en mi lenguaje). Tomé clases de costura, cursos de jabones, cosmética natural y un largo etcétera, hasta que di con el mundo terapéutico, como mencioné arriba, era una búsqueda personal, pero vi que tenía mucho potencial para ser compartida.
Cuando poco a poco me fui poniendo la camiseta de “terapeuta” (te confieso que fue un poco raro), me di cuenta que quería unir algo que extrañamente me gustaba ver por internet, me gustaba ver cómo envolvían muy bonito pedidos de productos para ser enviados por paquetería. Así que me dije: “quiero hacer un producto para enviar”, pero el gran problema es que no tenía nada para enviar. Así que, la creatividad que me ha venido acompañando, se puso a chambear en esto. Comencé a querer hacer libros artesanales para hacerles las portadas pintadas a mano, pero no tenía el espacio suficiente. Al pasar el tiempo, vi que con las esencias florales que tenía podía hacer algo, entonces me puse a buscar. Un día estaba abrumada y tomé un aceite esencial y lo puse en el difusor, los olores me relajan y me inspiran. Y en un momento, ahí estaba la idea: “Aceites esenciales + esencias florales + arte de libros artesanales”. Así nacieron los primeros roll on decorados. Inmediatamente hice una lista de cosas que tenía que comprar para echar a andar mi idea. El arte que quería aplicar a la portada de los libros, lo apliqué a los envases de los roll on. Pero, un momento, esto necesitaba una marca, entonces me puse a buscar la mejor idea, algo que se viera natural, minimalista, abstracto. Y pues nada de eso pasó, porque eso para mí no significaba un reto. Así que decidí darle un nombre “extraño” y una imagen “extraña”, algo fuera de lo común, ahora te explico. Todos los que estudiamos algún tipo de formación terapéutica, sí o sí, nos sometemos a ser pacientes para poder acompañar a nuestros consultantes de una manera más objetiva. Entonces, recordé que en una de esas sesiones, en este caso era un diplomado en Hipnoterapia, trabajamos con analogías con animales, y el animal con el que trabajé y que apareció inconscientemente era un conejo blanco, misterioso y vestido de mago. Yo no sabía de dónde había sacado eso mi mente inconsciente, pero bueno, lo dejé fluir sin saber que tiempo después sería el protagonista de este maravilloso proyecto.
Luego de tener al personaje, manos a la obra, todo fue llegando a mi cabeza para ser plasmado. Todo el diseño era de tipo místico y mágico. De repente salió mi Saturno (el planeta estructurado, castrante y mandón) y me dijo: “¿Que qué?, ¿Cómo que vas a poner esa imagen que parece de brujerías?, ¡Nadie te va a comprar, van a pensar que eres una bruja!, ¡Tu reputación estará por los suelos!, ¡Tu veracidad a cero!”. Entonces me dije: “Muy bien, con esa imagen me quedo, esto es un reto y me gusta”.
Y así es como inicia esta gran travesía, con productos hechos a mano, con mucho amor, dedicación y #conuntoquedemagia.